La cobardía de creer -                                         Escribe: Lic. Alejandro D. Gatti

La cobardía de creer

Basado en historias no verdaderas

Lic. Alejandro D. Gatti


Recuerdo que estaba dormido, digamos que sumido en el automatismo, podemos llamarle también en “modo supervivencia”, cuando una voz me susurro como en sueños y me dijo:

Decide por ti mismo, este mensaje no es para temerosos, ni para cobardes, ni para zombis… sigue escuchando si estás seguro de ser capaz de tomar las riendas de tu existencia en tus propias manos. Si no es así, ¡duerme, solo duerme!

Ok, le dije, te escucho…

Y la voz comenzó a hablarme:

Déjame hacerte una pregunta – inició–: ¿Estás dispuesto a poner en duda todo aquello que te han dicho? Porque si no es así, caerás en la trampa de la justificación, que es más de lo mismo: repetición sin compresión causada por miedo, cobardía y sonambulismo.

Sí – le dije entusiasmado…

Muy bien, empecemos – dijo la voz- y hagámoslo miestras te recuerdo una bellísima frase de uno de los más grandes médicos de toda la historia de la humanidad, el sabio persa Ibn Sina (Avicena) 980-1037:

"La imaginación es la mitad de la enfermedad. La tranquilidad es la mitad del remedio. Y la paciencia es el comienzo de la cura”

Vivir en la creencia es el estado humano más precario e hipócrita de existencia, porque despoja a todo ser humano de la propia capacidad de saber. Ni siquiera diría que se trata de inconscientes, son más bien los ANTI-CONCIENCIA. Si no existe la duda, no hay libertad. Asique si vas a aceptarlo todo sin cuestionarlo, por ejemplo, lo que dicen los gobernantes actualmente sobre esta “pandemia implantada”, serás presa de un sistema cuyo único propósito es la imposición draconiana de normas y leyes ofrecidas, tanto las sanitarias como las financieras, como solución a problemas que ellos mismos han creado antes. ¡DEJA YA DE CREER… SIENTE POR FAVOR, CUESTIONA, PREGÚNTATE, DUDA ¡SÉ COHERENTE!

Y continuó la voz…

A la mayoría de las personas no les gusta dudar, porque les produce una “sensación de inseguridad”. Están tan aferrados a las creencias, que una sencilla pregunta o cuestionamiento los haría temblar. Entonces huyen. No escuchan lo que no les gusta. Tienen miedo de moverse de su burbuja de seguridad, a derribar las murallas de sus castillos en el aire. Prima el automatismo, las reacciones en masa, el adoctrinamiento y la incapacidad (discapacidad) para salirse de sus estructuradas y aburridas vidas programadas.

Lo peor de esta clase de gente es que depositan el peligro en los demás, cuando son ellos muy peligrosos. Se quejarán de que seas trasgresor, se quejarán de que seas revolucionario, se quejarán de que no digas “Sí a todo”. Esa queja muchas veces se basa en la impotencia o en la envidia, porque sus vidas son planas y cargadas de sumisión. Son peligrosos porque caminan dormidos, justificando, en su somnolencia despreocupada, cada acción/decisión de los tiranos abusadores de las libertades humanas. Entonces caminan al tanteo, a ciegas, pero te dirán: “Ten cuidado con esto y aquello…”, “¿Te enteraste de lo que sucedió…?”, etc.

Y dijo a continuación…

Son peligrosos porque te llevan por delante, no ven nada. Solo creen que ven, pero están con los ojos vendados. Vendados por la ignorancia. Son una amenaza para la vida, incluso más peligrosa que la impartida por los tiranos, más peligrosa que cualquier virus mortal, porque son muchos, y esto sucede a pesar de que ellos piensan que la vida es una amenaza (que todo proviene del exterior). Pero la vida les resulta amenazadora simplemente por una razón: aún no han despertado a ella, no la conocen. Son una semilla sin germinar en el fértil campo de la conciencia.

Te compartiré un bello cuento – dijo la voz– que ilustra perfectamente la necedad humana:

Los tres filtros

El joven discípulo de un maestro sabio llega a casa y le dice: 

-Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia...

-¡Espera! -le interrumpe el maestro-. ¿Hiciste pasar por los tres filtros lo que vas a contarme?

-¿Los tres filtros? -preguntó su discípulo.

-Sí, el primero es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto? 

-No. Lo oí comentar a otras personas. 

-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?

-No, en realidad no. Al contrario...

-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta? 

-A decir verdad, no. 

- Entonces -dijo el sabio sonriendo-, si no es verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido. No te tortures, ni me tortures a mí con ideas ajenas, creídas sin filtros.

Y agregó seguidamente la voz…

Ser vida es saber de estos filtros. Estar despiertos es conocer que existen estos filtros y que nada de lo que es externo me puede afectar. ¡Nada! Los idiotas que viven de las historias de los demás no reconocen para sí mismos la posibilidad, la semilla aún no ha sido descubierta. No son capaces de atreverse a nacer. Tiene miedo y son cobardes.

Actualmente estás siendo hipnotizado, sí, estás bajo la influencia de una hipnosis colectiva. Este estado de paralización y creencia sin filtros es producto de tus años de práctica en un estado de pertenencia. ¿Sabes cómo es que uno queda atrapado en esta telaraña perversa? Simple… recibir, a diario y por años, influencias mediáticas de múltiples vías de comunicación (TV principalmente) sin filtros, historias y más historias

.

Toda creencia necesita de una comprobación, de un chequeo, de una validación constante. 

Tú no dirías “creo en esto” o “creo en aquello” si realmente ese objeto de la creencia fuera parte de ti. Lo verdaderamente conocido no necesita ser creído, porque es real para quien percibe sin necesidad adicional de constatación. La única creencia que has de ser capaz de sostenerse es la creencia de Ser. Cree Ser en comunión con lo supremo.

No lo olvides: la creencia, tu creencia es el alimento que sustenta al poder desmedido de las fuerzas oscuras y manipulativas que imponen, con abuso y hegemonía sus avaros y perversos principios. Ellos lo hacen disfrazados de gobiernos, de religiones o de Organizaciones no Gubernamentales, entre otros más. Lo más cruel de esta historia que te cuento es que te harán creer también que lo hacen todo por ti, que lo hacen por el bienestar del ciudadano, por la seguridad del país, por el bien de nuestros adultos mayores, por la salud de la humanidad, por el bien de nuestro planeta… bla, bla bla, bla… Nada es opuesto a lo que parece, todo es opuesto a lo que parece…

Luego la voz hizo una pausa breve… y después me gritó:

¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta!


A través de Alejandro D. Gatti

@alejandrogatti.ok

Facebook: Alejandro D. Gatti / Ser Bio Conciente





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